Los Shang del río Amarillo
La dinastía de los Shang constituyó una importante civilización de La China
desde el año 1700 hasta el año 1030 a. J.C. que centraba su vida en el oráculo
del caparazón de tortuga, lo que la convierte en una civilización basada en el
principio de La Sincronicidad. Bajo los Shang crecieron ciudades, mejoró la
agricultura, y se estableció un sistema de almacenamiento de cereales. Se
mantuvo una clase especial de artesanos que produjeron cerámicas, jades y
bronces de una hermosura excepcional. Su gobierno y burocracia eran lo
suficientemente sofisticados como para emprender grandes proyectos de
construcción como por ejemplo el muro de de Jinhuan que, se estima, requirió
doce años y medio y diez mil trabajadores para realizarse.
Para esta civilización de la Edad de Bronce no existía ninguna distinción entre
el mundo interno del hombre y el mundo externo, entre cielo y tierra, entre lo
vivo y lo muerto. El cosmos era una armonía, el Universo era cíclico, y el papel
de la humanidad era mantener este equilibro a través de una conducta correcta.
Aunque la causa esencial del Universo era imposible de percibir, existía un Dios
superior, Di, junto con otros dioses inferiores y antepasados importantes. La
religión para los Shang no era una cuestión formal qe estaba en manos de los
sacerdotes, sino que formaba parte de la vida contidiana, en la que se podían
realizar pequeños sacrificios y todos podían presenciar rituales.
No obstante, la gente ordinaria no era capaz de interceder por los grandes
antepasados o dioses y, por lo tanto, el emperador se convirtió en el
intermediario entre el cielo y su gente. Era el emperador quien tomaba las
decisiones importantes, daba órdenes, declaraba la guerra, iniciaba la
construcción de nuevos edificios, y se preocupaba por la generosidad de la
teirra y su cosecha. Pero ninguna de estas cosas ocurría exclusivamente a través
de sus esfuerzos, pues él era sólo un vehículo para las armonías del Universo.
Junto al cambio en la sociedad y la religión que dio al emperador un lugar
central, se desarrolló el oráculo del hueso. En la costumbre de los Shang, el
emperador consultaba al oráculo de la tortuga toda clase de cosas: campañas
militares, el tiempo, la cacería, construcción, órdenes de administración,
sueños o pronósticos para la semana, el día y la noche. Cada día, durante varias
horas, el emperador tomaba parte en los rituales de adivinación. Ésta comenzaba
con la preparación de la conchas de tortugas, que se limpiaban, cortaban y
pulían cuidadosamente hasta que brillaban como el jade. Con las conchas
preparadas el emperador se ponía de pie delante de un altar de tierra al frente
del cual había varias conchas brillantes y pulidas. Se elegía una de ellas, se
le asignaba una consulta y luego se le aplicaba un hierro o hurgón candente
hasta que se oía un crujido agudo y aparecía una resquebrajadura en la concha
que el emperador interpretaba.
La adivinación llegó a convertirse en el centro de la vida de los Shang, se
convirtió en un arte superior que no se aplicaba únicamente al significado y
experiencia de un solo invividuo sino a una civilización entera. El modelo de
resquebrajaduras, junto a su interpretación contituía un “paralelismo acausal”
entre sucesos naturales y sociales, de modo que el microcosmos del acto de la
adivinación costituía un espejo en el que se reflejaban los patrones del
macrocosmos, desde los movimiento de la caza y el tiempo de las cosecha, hasta
la cosntrucción de palacios y la muerte de emperadores.
Veamos un ejemplo para entender estan concepción unificadora de todos los
aspectos de la vida; cuando caminamos al tiempo que avanza nuestra pierna
derecha también lo hace nuestro brazo izquiero, y al contrario, cuando avanza
nuestra pierna izquierda también lo hace nuestro brazo derecho. No podemos decir
que el brazo se mueva porque lo haga la pierna, es decir, que el movimiento del
brazo es un efecto cuya causa está en el movimiento de la pierna, sino que ambos
movimientos son simultáneos, que forman parte de una misma realidad, de un mismo
patrón. De tal forma que si sabemos que una persona está caminando podemos saber
a partir de la posición de su pierna, la posición de su brazo y viceversa.
A la civilización Shang le habría sorprendido nuestra obsesión científica del
análisis, nuestra búsqueda de cadenas causales, nuestros intentos de entender
los patrones de la naturaleza bajo escalas de tiempo lineal y nuestra creencia
de que la comprensión viene de una exploración de las unidades elementales de
cualquier sistema. Sin embargo, no podemos descartar la visión del mundo de los
Shang calificándola de atrasada y oscura, pues los Shang son considerados una de
las civilizaciones antiguas más importantes del mundo. Su cultura sobrevivió más
tiempo que la del imperio británico y su visión sincrónica del mundo duró más
tiempo del que ha durado la ciencia post-renacentista. Hoy en día, el oráculo de
la tortuga se ha convertido en un rico libro de historia de los Shang, porque
cada detalle de su vida cotidiana está grabada en esas conchas en base a unos
caracteres a partir de los cuales evolucionó la escritura china.
Alrededor del año 1030 a.C., los Shang fueron conquistados por los Chou del
oeste, el oráculo de la tortuga perdió su papel central en la nueva
civilización, pero sin embargo fue sustituido por un método de adivinación
igualmente antiguo aunque más flexible, conocido como el I-Ching, también
sincrónico que establece puentes de significación entre el mundo interno del
hombre como microcosmos y todo el gran Macrocosmos que le rodea.